Cada año cuando se acerca la Navidad, hacemos lluvia de ideas para pensar en el regalo perfecto. La comodidad y la alegría de una mascota pueden parecer una gran opción, sin embargo, puede que no sea la mejor. Aquí te contamos por qué…
Un peludo es para toda la vida: Un peludo no es una cosa, y por lo tanto no es algo que puedas “usar y tirar” cuando ya te hayas cansado de él. Es un animal, que tiene sentimientos, y que necesita una serie de atenciones para poder ser feliz.
Es una decisión que tiene que tomar la familia: Tener un perro es una decisión muy personal que debe de tomar la familia, no los parientes ni los amigos. Sólo la familia sabrá si puede permitirse convivir con un animal y si puede mantenerlo sano y feliz hasta el final de sus días. En el caso de que queramos hacerle el regalo, tenemos que preguntarle primero si realmente le interesaría compartir su vida con un peludo y si tiene tiempo para atenderlo.
Escucha a los niños, pero explícales que tener un peludo es una responsabilidad: Los niños suelen ser los grandes demandantes de animales de compañía. Ellos quieren tener a un compañero de juegos en casa con el que poder crear un fuerte vínculo, pero hay que explicarles que no son un juguete y que tendrán que colaborar con la familia para educarlos y cuidarlos correctamente.
No compres, adopta: Si finalmente has llegado a la conclusión de que regalar un perro es una buena idea, antes que comprarlo te recomendamos adoptarlo. Ve con ese ser querido a los refugios para que pueda decidir cuál será su nuevo amigo de cuatro patas.